Patriotismo
La revolución egipcia, influenciada a su vez por el levantamiento tunecino, ha resucitado un nuevo sentimiento de panarabismo basado en la lucha por la justicia social y la libertad. El abrumador apoyo a los revolucionarios egipcios en todo el mundo árabe refleja un sentimiento de unidad en el rechazo a los líderes tiranos, o al menos autoritarios, a la corrupción y al dominio de una pequeña élite financiera y política.
Las protestas árabes en solidaridad con el pueblo egipcio también sugieren que existe un fuerte anhelo de que Egipto renazca como unificador y líder panárabe. Fotografías de Gamal Abdel Nasser, el antiguo presidente egipcio, han sido levantadas en El Cairo y en todas las capitales árabes por personas que ni siquiera estaban vivas cuando Nasser murió en 1970. Las escenas recuerdan a las que recorrieron las calles árabes en las décadas de 1950 y 1960.
Pero no se trata de una réplica exacta del nacionalismo panárabe de aquellos días. Entonces, el panarabismo era una respuesta directa a la dominación occidental y al establecimiento del Estado de Israel en 1948. Hoy, es una reacción a la ausencia de libertades democráticas y a la desigual distribución de la riqueza en el mundo árabe.
Liga Árabe
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Es con el apoyo de los Hermanos Musulmanes que, en 1952, el golpe de los Oficiales Libres lleva al poder a Gamal Abdel Nasser en Egipto, futuro héroe del nacionalismo árabe. En 1954, Nasser ha abolido la Hermandad y ha llevado al movimiento islamista a la clandestinidad. Este episodio resume tanto la brutalidad como la ambivalencia de las relaciones entre el nacionalismo árabe y el islamismo. Sin embargo, esta ambivalencia es, en principio, bastante desconcertante. En efecto, un rápido repaso histórico y conceptual parece apuntar a una clara incompatibilidad y oposición entre estas dos grandes ideologías políticas del siglo XX.
Por lo tanto, todo debería oponerse a ellas, sin dejar lugar a la ambivalencia. Pero, si realmente son dos ideologías separadas e “impermeables”, ¿cómo se puede explicar su intrigante patrón común de surgimiento, teniendo ambas sus raíces intelectuales a finales del siglo XIX y sus primeras manifestaciones políticas significativas en el periodo de entreguerras? ¿Cómo se pueden explicar los numerosos contactos entre ambos ideólogos (e ideologías)? Llevando este punto más allá, y yendo en contra del punto de vista adverso, se ha afirmado que el nacionalismo árabe y el islamismo eran de hecho “dos caras de la misma moneda”. En esta perspectiva, los dos movimientos serían simplemente dos “expresiones” diferentes de una cosa. Esta cosa se identifica como el rechazo a las influencias occidentales (es decir, sucesivamente a las potencias coloniales europeas primero y a la hegemonía estadounidense).
Panislamismo
Resumen : Desde su lanzamiento en 1996, Al-Jazeera ha suscitado dos líneas de interrogación cuya importancia se hace evidente al observar su cobertura de la escena política oficial árabe, la segunda intifada palestina y los atentados del 11 de septiembre de 2001 y sus consecuencias. En primer lugar, el objetivo es comprender cómo una cadena de televisión, considerada como insolente, llegó a ver la luz en un entorno autoritario. En segundo lugar, se plantea la cuestión de las razones que le permitieron distinguirse, en particular, en su cobertura de los dos “epicentros sísmicos” regionales, en este caso el conflicto israelí-palestino y la invasión de Irak. Responder a estas dos cuestiones permite explorar los reajustes de los modos de construcción de la hegemonía por parte de las élites de poder árabes e interrogar las nuevas formas de mediación de la política, y de afirmación de las identidades transnacionales.
Olfa Lamloum. Al-Jazeera: ¿un renacimiento panárabe? IFPO, Orient-Institut Beirut- Friedrich Ebert Fondation. Oriente Medio en los medios de comunicación. Conflits, Censorship and Public Opinion, Saqi Books, pp.15, 2009. ⟨halshs-00356755⟩
Secularismo
¿El panarabismo no fue más que una fase de la historia política de Oriente Medio y el Norte de África? Sí, concluye el profesor Mohammad-Mahmoud Ould Mohamedou tras recorrer la historia del movimiento en su contribución a The Handbook of South-South Relations, publicado por Routledge en diciembre de 2018.
El fracaso, por así decirlo, es que el movimiento se fue replegando sobre sí mismo, preocupándose casi únicamente por las cuestiones intraárabes, sin tener en cuenta el papel que el panarabismo podría desempeñar a nivel mundial, junto con el panafricanismo y el panasiático, por ejemplo, e incluso sobre las alianzas con los movimientos latinoamericanos, para contribuir a una lectura y organización alternativas de la política internacional sobre la base del regionalismo. Esta ambición mínima y este ámbito limitado -que no eran necesariamente la orientación inicial, cuando se convocó, por ejemplo, la Conferencia de Bandung de abril de 1955- acabaron también facilitando la deriva política del panarabismo al convertirse en la base del autoritarismo poscolonial en la mayoría de los países en los que había alcanzado el poder político.