Daños cerebrales causados por el alcohol
A. El alcohol es una neurotoxina que puede interrumpir las comunicaciones del cerebro. También afecta a las funciones de las células cerebrales de forma directa e indirecta a través de diferentes disfunciones de los órganos por el consumo de alcohol y la deficiencia de vitaminas. Dependiendo de la zona del cerebro afectada, las personas pueden tener diferentes síntomas. Abusar del alcohol puede provocar convulsiones, derrames cerebrales y demencia, por nombrar algunas afecciones. Además, el alcohol es tóxico para el cerebro en desarrollo durante el embarazo y puede causar defectos de nacimiento, incluyendo trastornos del desarrollo con impacto de por vida.
Se ha hablado de que el alcohol es bueno para el cerebro y el corazón. A la gente le gusta decir que lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro. Los últimos descubrimientos cuestionan ahora el beneficio del alcohol para el corazón en términos de enfermedad coronaria. Hay una sustancia química que se encuentra en las uvas rojas, llamada resveratrol, que podría ser útil para los enfermos de Alzheimer. Esta sustancia química está siendo sometida a ensayos clínicos, pero se necesitan más estudios en este momento.
No se conoce un nivel de consumo seguro de alcohol. El impacto del consumo de alcohol depende de la edad, el sexo, los problemas médicos, los medicamentos, la genética, las situaciones personales, etc. El Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol en el Alcoholismo (NIAAA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tienen muy buena información sobre el consumo de alcohol.
Síntomas de los daños cerebrales causados por el alcohol
El alcohol es un irritante para todos los tejidos del cuerpo, desde donde entra hasta donde sale. El alcohol mata las células cerebrales. Algunas de esas células pueden regenerarse con el tiempo. Mientras tanto, las células nerviosas existentes se ramifican para compensar las funciones perdidas. Este daño puede ser permanente. Además, a partir de cierta edad, las conexiones entre las neuronas comienzan a podarse. En un cerebro dañado por el alcohol, podemos ver una demencia de inicio temprano.
La edad marca la diferencia. El cerebro se desarrolla hasta los 26 años aproximadamente. Esto es especialmente cierto entre los 13 y los 26 años, cuando hay un crecimiento explosivo en la corteza prefrontal. Las personas que empiezan a beber en exceso en esta época son más propensas a sufrir problemas cognitivos como impulsividad, desregulación emocional, ansiedad y depresión.
El Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo define el consumo excesivo de alcohol como la ingesta de alcohol en sangre a 0,08% o más. Esto suele ocurrir cuando los hombres consumen cinco o más bebidas o las mujeres cuatro o más bebidas en unas dos horas.
Qué hace el alcohol en el cerebro
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La idea de que tomar unas cuantas copas de más mata permanentemente las células cerebrales existe desde hace tiempo. El consumo excesivo y crónico de alcohol se asocia desde hace tiempo con déficits mentales, y la exposición al alcohol durante periodos críticos del desarrollo del cerebro, como el periodo prenatal o la adolescencia, es también especialmente peligrosa. Pero, ¿es cierto que tomar esa copa de vino después de cenar supone un riesgo de pérdida neuronal?
Los expertos creen que el consumo de alcohol no conduce realmente a la muerte de las células cerebrales, al menos no directamente. Un estudio no encontró diferencias en el número de neuronas neocorticales entre los cerebros de las personas que abusan del alcohol y las que no lo hacen.
Ni siquiera las grandes borracheras o el abuso del alcohol a largo plazo provocan la muerte real de las células cerebrales. En cambio, el alcohol daña las dendritas del cerebelo e impide la comunicación entre las neuronas. Los investigadores descubrieron que el consumo de alcohol no sólo interrumpe la comunicación entre las neuronas, sino que también puede alterar su estructura. Una cosa que descubrieron que no hace: matar las células.
Cerebro húmedo
¿Alguna vez te has despertado con una resaca furiosa y has imaginado la hilera de células cerebrales que sospechas que han empezado a descomponerse? ¿O se pregunta si esa última copa de vino ha sido demasiado para esas pequeñas células y le ha hecho sobrepasar la línea?
El cerebro está formado por células nerviosas (neuronas) y células gliales. Estas células se comunican entre sí, enviando señales de una parte del cerebro a otra, indicando al cuerpo lo que debe hacer. Las células cerebrales nos permiten aprender, imaginar, experimentar sensaciones, sentir emociones y controlar el movimiento de nuestro cuerpo.
Los efectos del alcohol pueden observarse en nuestro cerebro incluso después de unas pocas copas, lo que nos hace sentirnos mareados. Pero estos síntomas son temporales y reversibles. Las pruebas disponibles sugieren que el alcohol no mata directamente las células cerebrales.
Hay algunas pruebas de que el consumo moderado de alcohol está relacionado con la mejora de la función mental. Un estudio australiano realizado en 2005 con 7.500 personas de tres cohortes de edad (veinteañeros, cuarentones y sesentones) descubrió que los bebedores moderados (hasta 14 bebidas para los hombres y siete para las mujeres por semana) tenían un mejor funcionamiento cognitivo que los no bebedores, los bebedores ocasionales y los bebedores empedernidos.