Puré de alimentos para pacientes con demencia
A la luz de todos estos cambios sociales, fisiológicos y clínicos y de los trastornos alimentarios en el envejecimiento y la demencia, queda clara la importancia de una evaluación exhaustiva de la conducta alimentaria a lo largo de todo el curso del envejecimiento. Una herramienta de cribado para evaluar los patrones alimentarios y la ingesta de nutrientes de las personas mayores podría permitir una intervención adecuada entre los profesionales de la salud y podría reducir potencialmente los costes de la atención sanitaria (99).
Si es probable que el paciente experimente una alimentación excesiva y otros cambios en la conducta alimentaria, como cambios en las preferencias dietéticas y obsesión por determinados alimentos, las estrategias sugeridas para los cuidadores (53) son:
SF y RDA redactaron el borrador del manuscrito. AL y VG contribuyeron a la revisión de la literatura y a la edición del manuscrito. GB, SB, AB y SC evaluaron críticamente y revisaron el manuscrito. Todos los autores han leído y aprobado el manuscrito.
1. Cao L, Tan L, Wang HF, Jiang T, Zhu XC, Lu H, et al. Dietary patterns and risk of dementia: a systematic review and meta-analysis of cohort studies. Mol Neurobiol. (2016) 53:6144-54. doi: 10.1007/s12035-015-9516-4
Comidas fáciles para pacientes con demencia
Hay formas relativamente sencillas de determinar si la negativa a comer es sólo temporal o puede ser un indicio del final de la vida. Una de las mejores y más exitosas maneras de hacer que una persona comience a comer de nuevo es darle a su ser querido una comida favorita, a menudo un dulce. La última comida de mi padre fueron tres bocados de pastel de crema de coco de Village Inn que le di con una cuchara.
Como me dijo una enfermera hacia el final del viaje de papá: “Su negativa a comer es su última pizca de dignidad; lo último que pueden controlar”. Descubrí que ese sentimiento era válido para papá, que siempre solía decir con desprecio: “¡Hay que comer para sobrevivir!”. Papá, que vivió durante muchos años con una degeneración frontotemporal variante del comportamiento, o Pick, siempre decía que ninguna comida le sabía bien. Pero durante años se obligó a comer de todos modos.
La medicina moderna ha creado formas de alimentar a las personas que no pueden o no quieren comer: tubos de alimentación colocados directamente en el estómago o por vía intranasal. Sin embargo, la opinión generalizada es que las sondas de alimentación son una mala idea, sobre todo para los pacientes con demencia en fase avanzada.
Desayuno para pacientes con demencia
Las personas con demencia pueden desarrollar problemas para comer, beber y su capacidad para tragar en cualquier etapa de su enfermedad, aunque es más común ver esto en las etapas más avanzadas. En esta sección podrá explorar por qué ocurre esto y cómo puede ayudar.
Cuando una persona con demencia avanzada sólo ingiere una cantidad muy limitada de alimentos y líquidos o ya no puede tragar de forma segura, puede ser un momento extremadamente difícil y emocional para la familia y el personal asistencial, ya que tratan de averiguar la mejor manera de responder y cuidar a la persona con demencia. Es importante intentar mantener la comida y la bebida, incluso en cantidades muy pequeñas, para sentirse cómodo y disfrutar. Los terapeutas del habla y del lenguaje pueden ayudar y aconsejar sobre los cambios en la deglución en este momento.
A medida que la demencia progresa, afecta al área del cerebro que controla la deglución. En la demencia avanzada la persona puede tener una deglución débil o perder la capacidad de tragar con seguridad. Por ejemplo, pueden toser o atragantarse después de tragar alimentos o bebidas. Vea el artículo “Problemas de masticación y deglución” en la sección Comer bien.
Herramienta de evaluación de la demencia a la hora de comer
Hay formas relativamente sencillas de determinar si la negativa a comer es sólo temporal o puede ser un indicio del final de la vida. Una de las mejores y más exitosas maneras de hacer que una persona comience a comer de nuevo es darle a su ser querido su comida favorita, a menudo un dulce. La última comida de mi padre fueron tres bocados de pastel de crema de coco de Village Inn que le di con una cuchara.
Como me dijo una enfermera hacia el final del viaje de papá: “Su negativa a comer es su última pizca de dignidad; lo último que pueden controlar”. Descubrí que ese sentimiento era válido para papá, que siempre solía decir con desprecio: “¡Hay que comer para sobrevivir!”. Papá, que vivió durante muchos años con una degeneración frontotemporal variante del comportamiento, o Pick, siempre decía que ninguna comida le sabía bien. Pero durante años se obligó a comer de todos modos.
La medicina moderna ha creado formas de alimentar a las personas que no pueden o no quieren comer: tubos de alimentación colocados directamente en el estómago o por vía intranasal. Sin embargo, la opinión generalizada es que las sondas de alimentación son una mala idea, sobre todo para los pacientes con demencia en fase avanzada.