La dieta puede favorecer el sistema inmunitario hasta el final
La dieta mediterránea, con su énfasis en las verduras y frutas frescas, los cereales integrales, las legumbres, el aceite de oliva y el pescado, proporciona una serie de beneficios para la salud, según sugieren las investigaciones. Entre ellos, la pérdida de peso y la disminución del riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes y algunos tipos de cáncer. Además, es fácil de seguir porque permite una gran variedad de alimentos sabrosos y no requiere contar las calorías. Averigüe si es adecuada para usted.
Seguro que has oído que la dieta mediterránea es una forma de alimentación saludable. ¿Pero sabía que existe desde hace décadas? El doctor Ancel Keys, investigador estadounidense, descubrió en la década de 1950 que los alimentos que consumían las personas que vivían en las regiones del Mediterráneo, concretamente en el sur de Italia y Grecia, les protegían contra las enfermedades del corazón.
A lo largo de los años, dietistas registrados y escritores de alimentos han formulado esta dieta en una forma práctica y popular de comer. La Asociación Americana del Corazón y las Guías Alimentarias para los Estadounidenses (2020-2025) han respaldado la dieta mediterránea como una forma de comer que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y derrames cerebrales, así como una serie de otras dolencias.
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Ahora más que nunca, es importante mantener una dieta saludable, ya que los estudios revelan que las personas con enfermedades relacionadas con la dieta presentan síntomas más graves del nuevo coronavirus. Las pruebas sugieren que el acceso a alimentos saludables puede reducir las tasas de obesidad. En respuesta a la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja a los adultos que sigan una dieta mediterránea para ayudarles a mantenerse bien.
A pesar de esta recomendación, las barreras sistémicas suelen restringir el acceso a las frutas y verduras frescas. Para quienes tienen un acceso limitado a alimentos frescos asequibles, tiendas de comestibles o transporte, puede ser difícil mantener una dieta saludable.
Para combatir estas disparidades, los gobiernos y las organizaciones sin ánimo de lucro han puesto en marcha programas para promover la ingesta de alimentos nutritivos y reducir la tasa de enfermedades no transmisibles y enfermedades relacionadas con la dieta. Para celebrar el Mes de la Dieta Mediterránea en mayo, Food Tank destaca 14 programas gubernamentales y organizaciones sin ánimo de lucro de todo el mundo que promueven una dieta centrada en alimentos de origen vegetal.
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EL ESTUDIO DE LAS 7 NACIONESEn 1977 un Comité de Expertos del Senado de los Estados Unidos desarrolló un modelo nutricional que propone un ideal de dieta saludable que puede promover una verdadera acción de prevención de la salud. Este modelo es sorprendentemente similar a una determinada forma de comer que era típica en nuestro país en los años 50.
En aquellos años, el científico Ancel Keys comparó los resultados de un estudio sobre siete países del mundo. El proyecto de investigación se llamó “Estudio de los Siete Países” y demostró que en las poblaciones del área mediterránea la tasa de mortalidad por cardiopatía isquémica (infarto) era la más baja.
EN LA DIETA MEDITERRÁNEALa dieta mediterránea se caracteriza por un elevado consumo de cereales, legumbres, frutas, pescado, verduras y el uso predominante, a la hora de aliñar, del aceite de oliva virgen extra. Este último es uno de los productos más ricos en antioxidantes naturales, actuando contra la acción nociva de los radicales libres y ralentizando el proceso de envejecimiento de nuestras células.
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La edición 2012 de Mediterra se centra en la Dieta Mediterránea y propone un enfoque multidimensional que incluye la sociodemografía, la salud, la ecología, la empresa, la geoeconomía y las iniciativas de la sociedad civil.
Atrapados por la dinámica de la urbanización y la globalización del comercio agrícola, en el Mediterráneo los consumidores han ido modificando sus prácticas alimentarias. A pesar de ser la base de la identidad y uno de los principales activos de la región, la Dieta Mediterránea se observa cada vez menos. La presión sobre los recursos naturales y la aparición de nuevos actores privados aumentan la complejidad de las cuestiones relacionadas con la dieta.
Aunque es objeto de debate e investigación, la Dieta Mediterránea debe abordarse desde un punto de vista político, dada la creciente conciencia de la dimensión estratégica de la agricultura y del papel crucial que desempeña la producción de alimentos en la estabilidad y el desarrollo de las sociedades. Inscrita en el patrimonio intagible de la humanidad por la UNESCO, esta Dieta plantea hoy en día cuestiones de responsabilidad medioambiental y de acción política para promover una mayor cooperación regional.