Pronunciación de Sainete
No debería sorprender que los italianos tuvieran una notable influencia en la cultura argentina. A finales del siglo XIX, una gran oleada de inmigrantes italianos abandonó Italia con la esperanza de encontrar más oportunidades y una vida mejor en Argentina. Entre 1881 y 1910, por ejemplo, llegaron a Argentina 2,3 millones de inmigrantes a través del puerto de Buenos Aires[i]. De hecho, el número de inmigrantes que llegaron a Argentina fue tan elevado que los inmigrantes italianos constituían el 40% de la población de Buenos Aires entre 1880 y 1930[ii] Con esta presencia incontestable, se deduce que la cultura argentina, y concretamente la rioplatense (en referencia a la región del Río de la Plata) de Buenos Aires, absorbió elementos de la cultura italiana y se convirtió en algo nuevo y diferente. Lo mismo ocurrió con el idioma: los diferentes dialectos que los inmigrantes italianos trajeron a Argentina se mezclaron con el español rioplatense, creando una nueva lengua hablada: el cocoliche. Hoy en día, el cocoliche ya no existe porque se cree que la lengua desapareció después de la primera oleada de inmigración italiana[iii]. Sin embargo, esta lengua desempeñó un papel importante en la vida y la cultura de la Argentina del siglo XIX y principios del XX, y fue particularmente importante en la evolución del teatro popular.
Sainete” en español
Ramón de la Cruz nació en Madrid el 28 de marzo de 1731 y es un fiel representante de la época de Carlos III con la Ilustración de por medio. Y, en concreto, fue el creador de una nueva forma de sainete, en la que se retrata vivamente la sociedad madrileña de su tiempo. Repasamos su figura y su obra.
Castizo del ahora llamado Barrio de las Letras, fue bautizado en la iglesia de San Sebastián y sus padres vivían en la calle del Prado, cerca del Teatro del Príncipe. Tuvo una gran actividad como traductor de comedias, especialmente francesas. También tradujo y adaptó óperas italianas y fue autor de tonadillas y zarzuelas.
Hay opiniones encontradas de algunos críticos sobre su actitud ante la Ilustración. Unos hablan de que no contó con la aprobación o la amistad de otros autores ilustrados, por ejemplo, Moratín padre, que le consideraba representante de un teatro popular con poco gusto. Y otros dicen que se ilustró a su manera, aunque acabó dedicándose sólo a los sainetes.
El moro-moro
La compañía de teatro de la Tía Norica nació a principios del siglo XIX y es una parte importante del patrimonio cultural de Cádiz y Andalucía. Originalmente, las representaciones comenzaban después de la fiesta de la Inmaculada Concepción e incluían, en primer lugar, una obra de Navidad, y luego se ponía en escena el sketch cómico festivo de la Tía Norica.
Esta compañía de teatro sigue existiendo en la actualidad. La clave de su supervivencia se basa principalmente en dos factores: la improvisación diaria en cada obra y la capacidad de adaptar los guiones a los diferentes cambios locales y nacionales a lo largo de su historia.
Dung-aw
La zarzuela, la histórica comedia musical española, perdura, conocida en todo el mundo por sus características distintivas. Desde hace algunos años, ha obtenido un nuevo reconocimiento tanto en España como en el extranjero.
Ese popularismo nacional llevó también al sainete, una forma teatral espléndidamente definida por don Ramón de la Cruz como la de retratarnos a nosotros mismos, representando nuestros tipos, costumbres, lenguaje y entorno. Mientras la zarzuela continuaba su conexión con el sainete, nuestro teatro lírico alcanzaba su apogeo con una profusión abrumadora de obras; cuando el sainete dejó de estar de moda, la zarzuela llegó a su punto más débil y tuvo que intentar un renacimiento por asociación con la opereta francesa y vienesa, ya en el siglo XX, aunque no faltarían compositores, como Sorozábal, que continuaron la verdadera tradición española hasta los años cincuenta.
De estilo plenamente italiano en su Jugar con fuego (1864), Barbieri se fue acercando al teatro popular madrileño. El barberillo de Lavapiés (1874) y fragmentos de Pan y toros (1864) representan el inicio de un proceso que convertiría a Barbieri en el verdadero creador del género chico.